La producción del Método Teatro, bajo la dirección de Facundo Aballay nos hizo reír y llorar

El domingo se vivió la última función de Los árboles mueren de pie, la emblemática obra de Alejandro Casona que, con su poética y humanidad intactas, se despidió de los escenarios locales a sala llena. Fue una velada donde el teatro volvió a ser encuentro, arte y emoción compartida.
Un clásico que sigue vigente
Estrenada en 1949, la pieza de Casona ha trascendido décadas y fronteras con un mensaje universal: la esperanza, la dignidad y el poder de los gestos humanos. Los árboles mueren de pie propone una reflexión sobre las ilusiones, la mentira piadosa y la necesidad de sostener, incluso en la adversidad, un ideal de bondad.
Lejos de perder actualidad, la obra encontró eco en el público contemporáneo, que se vio interpelado por un texto que dialoga con temas tan cercanos como la familia, los vínculos y las segundas oportunidades.
La función del domingo
La puesta en escena fue fiel al espíritu de Casona, con un despliegue visual cuidado, actuaciones sólidas y un ritmo que llevó al público de la risa a la emoción contenida. Cada diálogo, cada gesto, estuvo cargado de intención.
El elenco, que supo encarnar con sensibilidad los matices de los personajes, logró que la sala entera se sumergiera en la historia. Con butacas agotadas y un público entregado, el aplauso final, prolongado y de pie, fue el mejor reconocimiento a una obra que se despide dejando huella.
Un mensaje que trasciende
Más allá de la anécdota argumental, la función del domingo dejó una sensación compartida: el teatro es memoria viva. Como los árboles del título, que mueren erguidos, esta obra se va del escenario con la misma dignidad con la que llegó, recordándonos que la esperanza siempre encuentra la forma de florecer.
El valor del teatro local
La despedida de Los árboles mueren de pie también es una invitación a seguir acompañando las propuestas teatrales de la ciudad. Cada función es irrepetible, cada obra es un puente entre artistas y espectadores. Y como quedó demostrado el domingo, el público sigue ávido de historias que emocionen y hagan pensar.
📸 Las imágenes de la función reflejan no solo el trabajo actoral, sino la energía de una sala repleta que vibró con esta despedida inolvidable.