
Deliciosas y reconfortantes comidas perfectas para disfrutar de los días frescos. Explora estas propuestas culinarias que capturan la esencia del otoño argentino. ¡Para todos los gustos!
1. LOCRO (¡El rey del otoño!)
El locro criollo es un guiso sustancioso y reconfortante, un plato emblemático de la gastronomía argentina, especialmente popular durante los días frescos y las fechas patrias. Esta preparación ancestral combina ingredientes autóctonos como el maíz blanco y el zapallo, con porotos, carne de cerdo, carne vacuna (a veces charqui), chorizo colorado y verduras. Cocinado a fuego lento durante horas, el locro desarrolla una textura espesa y un sabor profundo e intenso, ideal para compartir en familia o con amigos, ofreciendo un verdadero abrazo al paladar con cada cucharada.
- Por qué: Ideal para días frescos. Lleva maíz blanco, porotos, chorizo colorado y huesitos.
- Maridaje: Vino tinto malbec (corta la grasitud y resalta los sabores ahumados).
- Tip: Acompañalo con salsa de ají y pan casero.
2. CARBONADA CRIOLLA

La carbonada criolla es un guiso tradicional de la cocina argentina, con raíces en la época colonial. A diferencia de la carbonara italiana, esta preparación combina carne (generalmente vacuna cortada en cubos), zapallo, batata, choclo, cebolla, pimiento y a menudo orejones de durazno o pasas de uva, que le aportan un toque agridulce característico. Todo se cocina lentamente en un caldo sabroso, resultando en un plato reconfortante, lleno de sabor y energía, ideal para los días frescos y una muestra de la riqueza de los ingredientes de la tierra.
- Por qué: Guiso dulce-salado con zapallo, batata, durazno y carne. ¡Pura nostalgia en una olla!
- Maridaje: Cerveza amber ale (su toque caramelizado complementa la dulzura).
- Dato curioso: Es herencia de los gauchos, perfecto para compartir.
3. HUMITA EN CHALA
La humita en chala es una preparación tradicional y deliciosa de la región andina, muy popular en Argentina. Consiste en una pasta cremosa y dulce hecha a base de choclo (maíz) tierno rallado o molido, mezclado con queso, cebolla, pimiento, especias como el pimentón y a veces un toque de ají. Esta mezcla se envuelve cuidadosamente en las chalas (hojas) de la mazorca de maíz, formando pequeños paquetes que luego se cocinan al vapor o hervidos. El resultado es un bocado tierno, jugoso y lleno del sabor dulce y característico del choclo fresco, con un aroma inconfundible a las hojas que lo envuelven.
- Por qué: El choclo otoñal está en su punto. Cremosa, con salsa blanca y hierbas.
- Maridaje: Torrontés salteño (su acidez equilibra la cremosidad).
